Proceso 2 — Metacognición del Yo

Observar la mente desde la mente

Después del derrumbe del ego, algo nuevo comienza a asomarse.

No es un yo más fuerte ni más sabio.

Es la conciencia que empieza a verse a sí misma.

La metacognición es esa capacidad:

darte cuenta de que estás pensando.

Observar la mente mientras actúa,

como si pudieras mirar desde afuera su propio movimiento.

Durante una crisis, la mente se vuelve ruido:

rumia, repite, interpreta, se defiende.

Pero cuando logras detenerte un instante y preguntarte:

“¿Quién está pensando esto?”
algo cambia.

La pregunta no busca una respuesta,

sino abrir un espacio interior donde el pensamiento se vuelve transparente.

Ahí comienza la expansión de conciencia.

Ya no eres solo la historia que cuenta tu mente,

eres también quien la observa.

En términos cerebrales:

este proceso activa el córtex prefrontal,

la región encargada de la observación, la empatía y la autorregulación.

Cuando el cerebro aprende a mirar sus propios patrones,

la reactividad baja y la claridad aumenta.

En términos humanos:

es el momento en que dejas de reaccionar automáticamente,

y comienzas a responder con presencia.

No es controlar la mente.

Es reconocer que no eres tu mente.

Práctica sugerida

Tres veces al día, haz una pausa breve:

  1. Cierra los ojos y observa el pensamiento que aparezca.

Luego pregunta en silencio:

“¿Quién observa este pensamiento?”

No lo analices. Solo nómbralo:

“Esto es un pensamiento.”

Quédate un momento en ese espacio sin nombre.

Esa pausa es el nacimiento del testigo interior.

Para reflexionar

  • ¿Puedo notar mi mente sin creer todo lo que dice?
  • ¿Qué cambia en mí cuando dejo de identificarme con el pensamiento?
  • ¿Cómo se siente el cuerpo cuando dejo de pensar por un momento?

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